Si mantenerse a lo largo de un campeonato ya es casi una proeza para cualquier entrenador del fútbol argentino, sostenerse siete años en el cargo de un equipo como River es algo inédito. Hasta que a fin de año se le termine su contrato y decida sobre su futuro, Marcelo Gallardo lo habrá logrado y la base de su continuidad son lógicamente los resultados, pero el camino trazado para obtenerlos es determinante.
El equipo del Muñeco tiene una esencia y nadie puede discutirlo. Se puede analizar el envase, la forma, el dibujo de quien diseñe los graphs en la previa de cada partido. Como sea, el alma es inmutable. Y cuando se enciende, como ocurrió frente a Unión, parece invencible.
Después de la victoria ante Argentinos 《camisetas de futbol Argentina》 por Copa Libertadores, el objetivo permanente, pudo haber descanso para algunos, rotación y ensayar variantes. Pero algo pasó en La Paternal, una especie de revelación que podría servir de guía al menos en este semestre. Una vuelta a las bases de aquel 2015, esta vez con Bruno Zuculini, que pasó media pretemporada esperando una oferta para salir, convertido y convencido de ser aquel incansable Matías Kranevitter, para desligar del esfuerzo físico a Enzo Pérez, necesitado de una rueda de auxilio atrás que le permita acoplarse a De La Cruz y Carrascal, quienes flotan por las inmediaciones del área sin posición fija.
De la delantera ya se habló, se habla y se hablará. Durante estos siete años, las duplas fueron muchas, aunque casi siempre renovadas de a un integrante: desde aquellos lejanos Cavenaghi y Teo Gutiérrez, pasando por Mora, Alario, Driussi, Scocco, Pratto, Borré, Suárez y ahora Braian Romero junto al cordobés, con números que ya asustan: en cuatro encuentros entre Libertadores y Torneo LPF, el flamante refuerzo suma tres goles y una asistencia, mientras que el ex-Belgrano acompaña con otros tres goles y tres asistencias, dos de ellas para que defina el ex-Defensa y Justicia. Es decir, solo en el tanto de Paulo Díaz, tras pase de Julián Álvarez, ninguno de ellos estuvo involucrado en los dos toques finales. Como si jugaran hace años juntos, no tras haberse conocido hace 18 días.
Una mañana, tras un sueño intranquilo, el River de Gallardo se despertó convertido en aquello que ya supo ser. Y esta metamorfosis, si se sostiene en el tiempo, será para volver a su mejor forma.Navegar www.camisetasbaratas2022.com ¡Hay muchas cosas nuevas que esperan que las descubras!